Una película normalmente dura entre 80 y 120 minutos. Siempre hay excepciones, claro, pero lo normal es que se encuentren en ese baremo. Como muchos de los manuales de guión marcan, los primeros minutos sirven para que la historia nos cuente de qué va. En definitiva en la presentación, en esos primeros minutos, se tiene que dar respuesta a las siguientes preguntas:
- quién va a ser nuestro prota
- cuál será su objetivo (el problema más grande al que se va a enfrentar)
- quién le va a plantar cara (el antagonista, vamos) y cuál es su motivación
- quiénes van a ayudar a nuestro prota y quiénes van a ayudar a su contrincante
Lo más saludable es que, para que los espectadores sepan de qué estamos hablando, para que empaticemos con los personajes, les demos información al respecto de lo que van a ver, o mejor, información al respecto de lo que no han visto en la historia pero que va a marcar el desarrollo de la misma.
Hasta aquí el rollo teórico.
Ahora bien, como siempre, hay muchas maneras de hacer las cosas y, en este caso, hay muchas maneras de introducir la información. Unas veces es más sutil. Parece que en el desarrollo de los acontecimientos, en una determinada conversación, es normal que un personaje le dé a otro una determinada información. El espectador, gustoso, se lo traga y punto.
¿Habéis visto Die Hard (La jungla de cristal)? Sí, verdad.
Esta es una escena de presentación que nos muestra cómo se da información en una conversación:
Mira el asiento trasero, ocupado por un peluche gigante.
ARGYLE
La limpiadora tiene el día libre. Ey, no esperaba que te sentaras delante
(volviendo al tema)
Así que tu mujer vive aquí.
MCCLANE
Desde hace seis meses.
ARGYLE
¿Mientras, tú sigues viviendo en Nueva York?
MCCLANE
Eres un poco cotilla, ¿sabes Argyle?
ARGYLE
Lo siento. Cuando conducía el taxi la gente esperaba un poco de charla,
de camaradería. Se me olvidaba lo estirados que sois los tipos de las limusinas.
Entonces, ¿estáis divorciados o qué?
McClane se rinde.
MCCLANE
Ella consiguió un trabajo que se convirtió en una carrera meteórica
McClane sonríe. Le gusta Argyle aunque sea tan directo y tan bocazas.