Un título alternativo para esta entrada es «los guiones no se escriben, se reescriben«.
Dicho de otra manera, para conseguir que un guion sea correcto (no hablo ya de perfección, hablo de que sea decente, de que funcione) tiene que dársele siempre una vuelta (famoso tema este de darle una vuelta a las cosas). Pero la vuelta no es bueno hacerla antes de acabar.
Primero hay que poner la palabra FIN, pero sabiendo que no será el final del trabajo, sino más bien solo el principio. Ahora toca leerlo, analizarlo y ver si funciona o no funciona. Ahora es cuando hay que hacer algún experimento ¿y si quito esto de aquí? ¿y si lo pongo en este otro sitio? ¿y si lo borro sin más? ¿se entiende? ¿sobraba esta escena?
Pero, como digo, ese es un trabajo posterior. Lo que hay que hacer antes de nada es terminar la primera versión, conseguir hacer esa cumbre. Y para hacerlo hay que no dejarse embarrancar queriendo corregir constantemente las líneas que vamos escribiendo. Se escribe de una vez todo y hasta el final.
- ¿Que este diálogo torpea? Ya lo corregiremos más adelante.
- ¿Que esta escena no tiene el tono que queríamos? Ya lo corregiremos más adelante
- ¿Que esta puesta en situación es pobre? Ya lo corregiremos más adelante.
- ¿Que este descubrimiento no tiene fuerza? Ya lo corregiremos más adelante.
- ¿Que nuestro personaje hace algo que no termina de cuadrar con su personalidad en esta situación? Ya lo corregiremos más adelante.
- ¿Que el climax no termina de ser todo lo emocionante que quisiéramos? Ya lo corregiremos más adelante
- ¿Que esta escena de transición es un poco tontorrona y no nos convence? Ya lo corregiremos más adelante.
Y así podríamos seguir hasta pasado mañana.
Cuando uno empieza a escribir un guion solo tiene una meta: acabar la primera versión. Es como montar un coche con piezas de segunda mano. Cuando después de mucho trabajo y de muchas fatigas conseguimos ensamblarlo todo y lo probamos sería raro que funcionara bien. Ahora toca ajustar el motor, las bielas, el cárter (¿qué demonios es un cárter?), la correa de distribución, etcétera. Al final puede que tengamos un Lamborghini como el de la foto de más arriba. Vete a saber.