Los viajes del personaje – Grupo 7

Grupo7

Aviso desde la primera línea. Esta entrada está plagadita de espoilers de Grupo 7

Hace poco estuve viendo la película Grupo 7, de Alberto Rodriguez.

Quede por delante que considero que merece la pena. No solo es una película de acción hecha en España (lo cual ya es un logro). Además consigue atrapar, ganar al espectador, mantenerte pegado a la silla. Lo consigue con una edición trepidante y un tema poco tratado en nuestro cine (aquí una noticia en la que se explica cómo se gestó la idea). Pero ni el montaje ni el tema son lo único necesario para mantener el interés del espectador. También están presentes en Grupo 7 otros elementos de historia que sirven para que no nos despistemos como espectadores. Estos elementos pueden o no estar en una película, pero si están, la cosa suele funcionar.

Objetivo

los objetivos son claros (al menos los generales). La meta es acabar con la droga.

Un plazo

Una cuenta atrás siempre consigue centrar nuestra atención, mantenernos alerta. ¿Conseguirá James Bond desactivar la bomba que estallará en 10 minutos? ¿Lograrán los buenos entregar a los forajidos que tienen detenidos antes de que salga el tren de las 3:10? Y en el caso de Grupo 7:  ¿Lograrán los policías acabar con la droga antes de la inauguración de la expo de Sevilla?

Grupo-7puertaProtagonistas claros

Es importante que los haya para que nos podamos identificar con ellos. En este caso son Rafael (Antonio de la Torre) y Ángel (Mario Casas). A través de ellos vamos a vivir esta experiencia, este viaje.

El viaje de los personajes

Como digo, la película tiene todos estos elementos. Pero cuando acabé de ver la película me quedé con una sensación extraña. Un «me ha gustado, pero» y después de darle vueltas a ese «pero» encontré de qué se trataba: el viaje interno de los personajes, su curva, su evolución, no es clara.

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Un viaje por las tinieblas

Alberto Rodríguez dice en los extras del dvd que los personajes principales hacen un viaje inverso: uno va de la luz a las tinieblas y otro va de las tinieblas a la luz.

El problema es que ese viaje no queda claro del todo. Veamos los dos casos:

El viaje de Rafael

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Nuestro arcangel Rafael

Antonio de la Torre es Rafael. Estamos ante un personaje que lucha ciegamente contra la droga. No le importa si los medios que utiliza no son los correctos. No le importa si tiene que torturar, si tiene que colgar a un camello de una cornisa y amenazarlo de muerte. No le importa si tiene que destrozarle la boca a un traficante a martillazo limpio. La droga es el mal y él va a luchar contra ella. Es su único objetivo.

Pero ¿por qué? Nos da la pista una yonki que le vende unos pendientes: “Eres igualito que tu hermano. Pobrecillo”.

Su hermano murió. Seguro que ha sido por culpa de la droga. Entonces él decide, de alguna manera, vengar a su hermano.

Como digo es su único objetivo. Pero entonces aparece Lucía (Lucía Guerrero) en su vida. Tiene problemas con las drogas. Y él decide protegerla, decide salvarla.

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Lucía. ¿La luz de Rafael?

A partir de aquí se abre un nuevo aspecto de su vida.

Ya no solo va a luchar contra la droga. Ahora también, en teoría, va a luchar por Lucía. Este es el viaje a la luz de este personaje.

Sin embargo Lucía no acaba bien y Rafael pierde su rumbo, pierde su motor.

Su personaje pasa de tener un solo motor en sus acciones a tener otra motivación más. En principio la llegada del amor puede abrir la posibilidad a que este policía violento deje de actuar como un salvaje en su trabajo, pero no es así. Sigue siendo violento, sigue sin replantearse sus métodos.

Así pues, el viaje de las tinieblas a la luz es muy relativo. Es más bien un viaje a través de las tinieblas en las que un personaje no cambia por mucho que en el resto de sus esferas haya otras motivaciones.

El viaje de Ángel

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Ángel, nuestro otro salvador

Mario Casas es Ángel. Elena es su mujer. Acaban de tener un niño. Llegan desde Madrid a Sevilla donde Ángel va a trabajar como policía en el Grupo 7.

En principio, la situación inicial de Ángel es la de un hombre joven casado con una mujer preciosa y con un niño recién nacido. Es la luz.

En la primera escena está a punto de morir. Un camello le pone un cuchillo en el cuello. Rafael lo salva.

En la segunda escena Ángel es quien decide torturar a un traficante.

Ya está en la sombra. Ya ha cruzado el límite. No vemos una progresión que le lleva a cruzar la frontera de la violencia extrema. Vemos cómo cada vez tiene más peso en el grupo de policías, pero ya está en la sombra antes de que pasemos del primer cuarto de hora de la película.

Foto: Julio Vergne
Ángel en la sombra

Por otra parte, la parte de la luz que se va oscureciendo, su vida familiar cada vez menos cálida, esa progresión… no se muestra.

Por así decirlo, en vez de ser un viaje a la sombra es una caída en la sombra y, como en el caso de Rafael, un viaje a través de ella, pero con un origen diferente y con unas motivaciones poco claras. Porque, ¿qué quiere Ángel? ¿Poder? ¿Reconocimiento? ¿Ser un héroe? ¿Ser importante? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que su familia es menos importante que ese objetivo que se nos escapa.

Oscuridad
Una estancia en las sombras

Otra cosa: estoy seguro de que en el guión original ambos viajes personal estaban completamente definidos y puede que hasta se hayan rodado las escenas de desarrollo de los personajes, pero me da la sensación de que a medida que se ha reescrito el largo (y probablemente/casi seguro en la mesa de edición) se tomó la decisión de hacer más una peli de acción que una peli de personajes.

Una de acción más (leer + ver una película)

Una peli de acción ¿desde el principio?
Una peli de acción ¿desde el principio?

Ya he contado por aquí que hace tiempo me regalaron un ebook. Desde ese momento lo que más leo son guiones. De todo. Guiones de series y de películas. Nacionales (las menos) y extranjeras.

No voy a hablar aquí de lo importante que es leer historias para alguien que quiere contarlas. Además de eso (que es básico), creo que es mucho más importante el hecho de leer historias que uno nunca jamás pensara en escribir. Por ponerte un ejemplo: si te pirras por el drama, lee el guión de Full Monty o de Desmontando a Harry. Si lo que te gusta es la comedia, échale un vistazo a Los puentes de Mádison.

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Todos a leer guiones

Siguiendo esta reflexión hace unas semanas me dediqué a leer un género que me es bastante ajeno: las películas de acción.

No es que sea un gafapasta que solo ve películas de Haneke. También me gusta La jungla de cristal o Desafío total o tantas otras. Pero no me veo escribiendo algo así.

Cowboys and Aliens Film

El caso es que leí un par de guiones: Cowboys & Aliens y The Mechanic. No me fascinaron. Pero me los leí hasta el final con interés. En el caso de The Mechanic lo que más me llamó la atención fue el protagonista: Arthur Bishop. Teníamos en él un personaje (un asesino a sueldo ultrapreparado) que mostraba su incapacidad para relacionarse con el mundo corriente. Tenía conflictos internos. En ocasiones dudaba acerca de si lo que hacía estaba bien. Ansiaba, en el fondo, empezar una nueva vida, etcétera.

No es que se tratara de un personaje de una profundidad brutal, pero ahí estaba. Tenía su interés. Más cuando se liaba y ayudaba a otro personaje a adentrarse en un mundo del que quería salir. En fin.

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Arthur Bishop. Ese hombre

Hace unos días vi la película y me llevé una sorpresa impresionante. Toda la hondura del personaje había desaparecido. Él era un tipo duro y punto. Mataba a gente y era el mejor. Las relaciones con los demás no eran su fuerte, pero se la traía al pairo. Era un personaje de una pieza. Las secuencias estaban cambiadas. Las motivaciones de los personajes tampoco tenían nada que ver con las del guión. Y hasta la resolución de los conflictos cambiaba.

La historia pasaba de ser una de acción con transfondo (¿quién no quiere volver a empezar, tener relaciones puras con sus congéneres?) a ser una de acción de hostias y explosiones. Una peli de género más.

Una peli de acción más
Una peli de acción más

Estoy seguro de que los productores y el director intentaron hacer el mejor producto posible para un determinado tipo de público, pero mi duda es, hasta dónde se pueden hacer cambios en un guión y que la película siga siendo la misma. ¿Tiene sentido escribir una historia para que luego la cambien tanto que no la reconozca ni la madre que la parió?

Si queréis hacer la comparación este es el enlace del guión.

La película la podéis ver, por ejemplo aquí.

Ya me contáis.

Encender la mecha

Hace unos días estuve viendo de nuevo algún capítulo de Anatomía de Grey. No es que sea mi serie favorita, pero, como diría un profesor que tuve, se pueden aprender cosas hasta de «Kárate a muerte en Torremolinos». Así que me pertreché en el sofá dispuesto a que algo despertara mi interés.

Y lo encontré.

No me pareció la solución más elegante, ni tampoco la más sorprendente, pero me pareció eficaz y creo que la televisión y el cine necesitan de giros eficaces, de herramientas que nos ayuden a hacer avanzar la historia o de ahondar en ella. Yo lo encontré precisamente aquí.

En una de las líneas argumentales se nos plantea una situación: la Dra. Torres planea hacer un viaje de tres años a África con su novia, pero ella no parece estar convencida.

Una vez más tenemos un «pero» y los «peros» son los que nos dan impulso para contar una historia. ¿Qué va a suceder? ¿Irá a África para estar con su novia? ¿Seguirá en el hospital y dejará que su novia se vaya? ¿Qué riesgo hay en cada una de estas dos decisiones?

Sin embargo lo que tenemos que hacer es realizar un buen planteamiento, encender la mecha. En este caso, ¿cómo vamos a descubrir que en realidad la Dra. Torres tiene dudas sobre si ir o no ir a África? Sencillo, utilizamos otros personajes que le planteen obstáculos. Así nos ayudan a saber de qué vamos a hablar en este capítulo y, de paso, nos dan pistas para matizar al personaje y comprender sus motivaciones.

En este caso se ha elegido al doctor Webber, el chief, que le dice que es una lástima que se vaya porque tenía «grandes planes para ella».

A la Dra. Torres le saltan las alarmas. ¿Qué planes? ¿qué me estoy perdiendo realmente al irme a África? y en el fondo se repite la pregunta: ¿realmente quiero irme a África?

Luego todo el guión se debate en si/no, si/no, me voy/¿me quiero ir? Participan varios personajes, pero lo que más pesa es esa promesa velada que le hizo en Chief. Y todo conduce a un enfrentamiento con su antagonista  (que no es otra que su novia). Nosotros ya sabemos de antemano lo que corre por dentro de Torres, la conocemos, sabemos qué piensa sobre la situación. Confiesa que si quiere ir es por estar con ella, pero que realmente quiere quedarse. Su novia, finalmente, se marcha y le dice que no quiere que ella viaje a África y, además, que su relación está rota (esta parte sí que es más artificiosa y está metida con calzador, entre otras cosas porque no está desarrollada, porque la novia de Torres no es nuestra protagonista y no se desarrollan sus dudas y sus planes).

La trama de Torres se comprende perfectamente, es efectiva, es clara y nos ayuda a conocerla mejor. Nos dice que Torres es ambiciosa y que en el fondo no está dispuesta a hacer grandes sacrificios en su carrera. Aunque quiere, no piensa en los demás más que en ella misma. Y todo esto lo descubrimos porque un superior le tira un anzuelo y le dice que «tiene grandes planes para ella».